Un contrato de alta dirección es un acuerdo legal que establece los términos y condiciones de la relación laboral entre una empresa y sus ejecutivos. Estos contratos son complejos y abarcan aspectos como la duración, salario, bonos, y otros beneficios que garantizan la retención del talento ejecutiv.

Es crucial examinar cuidadosamente las cláusulas relacionadas con indemnizaciones, competencia y confidencialidad. Estos elementos aseguran la protección de la empresa y la buena relación con los directivos en caso de finalizar la relación laboral.

Las principales amenazas incluyen la ambigüedad en las cláusulas y la falta de claridad en las expectativas. Sin asesoría experta, es fácil cometer errores que puedan resultar en compromisos perjudiciales para la empresa.

La renegociación es prudente si cambian significativamente las circunstancias económicas de la empresa o el desempeño del ejecutivo. Mantener un diálogo abierto permite establecer expectativas claras y ajustar los términos necesarios.

Un buen contrato debe ser claro, justo y equilibrado. Debe definir derechos y responsabilidades de cada parte sin ambigüedades, asegurando que ambas estén protegidas y alineadas con los objetivos estratégicos de la empresa.